San Jorge, patrono de Durango
Dgoextremo
Es muy poco lo que se sabe acerca de este mártir.
Además resulta paradójico que uno de los santos más antiguos y populares y cuya
devoción y culto se extiende de Oriente a Occidente, fuera eliminado del
calendario eclesiástico en el año 494 por decreto del papa Gelasio quien
consideró apócrifas y extravagantes las actas que narraban la vida de este
santo y su martirio. Los relatos que circulaban, en aquella época, acerca de su
martirio, eran varios y bastante diferentes. Por ejemplo, en el calendario de
Beda se decía que fue martirizado en la ciudad persa de Diáspoli, próxima a
Jope y llamada antiguamente Lida. En cambio en otras narraciones se aseguraba
que murió por orden de los emperadores Diocleciano y Maximiano (cogobernantes
del Imperio Romano desde el 284 hasta el 305); en otros, que por mandato solo
de Diocleciano, en presencia de ochenta reyes; y en otros, se sostenía que
quien ordenó su muerte fue el gobernador Daciano, en tiempos de Diocleciano y
de Maximiano.
Tiempo después aquellas actas que había leído el papa
Gelasio, se perdieron misteriosamente. Por lo tanto, estamos ante un santo cuya
trayectoria se basa en la tradición la cual aparece en griego, latín, copto, siríaco,
etíope y turco.
Cuenta el beato Santiago de la Vorágine en su libro La Leyenda Dorada, que la forma latina
del nombre Jorge es Georgius que
posiblemente esté compuesta por las palabras
geos (tierra) y de orge (cultivo), y significar agricultor
o cultivador de la tierra. Pero dice que también puede provenir de gerar (sagrado) y de gyon (arena) y significar algo así como
arena santa. Dentro de esta misma etimología de gerar, como gyon, significa
combatiente, Jorge podría significar santo combatiente o guerrero santo, “porque san Jorge supo hacer frente, sin rendirse,
a las embestidas de un dragón y a los ataques de sus verdugos. La palabra Georgius, finalmente, podría haber
resultado de la unión de los vocablos gero
(peregrino), gyr (cortadura) e ys (consejero).”
La tradición dice que san Jorge fue un tribuno romano,
oriundo de Capadocia (Turquía). En cierta ocasión llegó a Silca, otros dicen
que a Silene, aunque lo más probable es que la ciudad se llamara Silca-Silen y
perteneciera a Libia. Cerca de la población había un lago tan grande que
parecía un mar; en dicho lago se vivía un dragón que asolaba a la comarca y era
de tal fiereza y tan descomunal tamaño, que tenía amedrentada a la gente que habitaba
en aquella región. Muchas veces intentaron capturarlo pero tuvieron que huir
despavoridos a pesar de que iban fuertemente armadas. Además, el monstruo era
tan repugnante que el hedor que despedía
llegaba hasta los muros de la ciudad y
con él infestaba a cuantos trataban de acercarse a la orilla de aquellas aguas.
Los habitantes de Silca-Silen arrojaban al lago cada
día dos ovejas para que el dragón comiese y los dejase tranquilos, porque si le
faltaba alimento iba en busca de él hasta la misma muralla, los asustaba y, con
la podredumbre de su hediondez, contaminaba el ambiente y causaba la muerte de
muchas personas.
Al cabo de cierto tiempo los moradores de la región se quedaron
sin ovejas o con un número muy escaso de ellas, y como no les resultaba fácil
rehacer sus rebaños, celebraron una reunión y en ella acordaron arrojar cada
día al agua, para comida de la bestia, una sola oveja y a una persona, y que la
designación de ésta se haría diariamente, mediante sorteo, sin excluir a nadie.
Así se hizo; pero llegó un momento en que casi todos los habitantes habían sido
devorados por el dragón. Cuando ya quedaban muy pocos, un día, al hacer el
sorteo de la víctima, la suerte recayó en la hija única del rey, Cleodolinda.
Después de muchas discusiones entre el rey y los ciudadanos la princesa fue
entregada al dragón. Así llegó hasta la orilla del lago llorando, hasta que
pasó por allí el caballero san Jorge. Ella le contó su tragedia y él le prometió
ayudarla. Cuando el dragón salió del lago, san Jorge lo traspasó con su lanza,
aunque no lo mató, bajo la sangre derramada del monstruo brotaron rosas rojas.
Dice Santiago de la Voragine que “Rey y pueblo se
convirtieron y, cuando todos los habitantes de la ciudad hubieron recibido el
bautismo, San Jorge, en presencia de la multitud, desenvainó su espada y con
ella dio muerte al dragón” la tradición afirma que en Silca-Silen se construyó
una iglesia.
Más tarde, san Jorge, horrorizado por las persecuciones
de que eran objeto los cristianos, renunció a su vida política y militar, y se
puso a predicar después de haber repartido sus bienes entre los pobres. El gobernador
Daciano ante la insubordinación de san Jorge mandó aprehenderlo y lo sometió a
muchos tormentos para que renegara de su fe, pero ninguno de ellos dio
resultado. Por todas las torturas que sufrió san Jorge lleva el sobrenombre de
“megalomartir”. Daciano, creyendo que san Jorge había accedido a convertirse y
adorar a los dioses paganos, hizo reunir a mucha gente en el templo en el que
tendría lugar la ceremonia, pero cuando san Jorge entró se puso a rezar y,
cuando acabó, una ráfaga de fuego que descendió del cielo lo redujo todo a
cenizas. Hasta la esposa de Daciano, Alejandría, quiso hacerse cristiana ante
la evidencia del suceso, pero el gobernador hizo que la colgaran del pelo, de
una viga, y que la azotaran hasta matarla, el propio san Jorge fue decapitado.
Existe otra versión que dice que san Jorge fue
decapitado en Palestina, frente a las murallas de Nicomedia el 23 de abril del
303, su cuerpo fue enterrado en Lydda. Así pues su cuerpo descansaría en la
población también conocida como “Hagio Georgiopolis” donde la tumba todavía es
venerada por los cristianos, principalmente por los ortodoxos griegos, aunque
sus reliquias se reparten tanto allí como en Roma.
La historia de san Jorge fue muy popular durante la
Edad Media, los cruzados lo convirtieron en su patrono. Con el tiempo muchas
ciudades y países lo adoptaron como su patrono, por ejemplo: Aragón, Bulgaria,
Cataluña, Etiopía, Georgia, Inglaterra, Lituania, Portugal y Rusia. La
popularidad de san Jorge llegó, incluso, a la tradición islámica, que lo
considera como un profeta y se le denomina El-Khudr.
En la época moderna, la lista de sus protegidos aumentó cuando la organización
de los boys-scouts, fundada en 1907 por lord Baden-Powell
eligió como padrino a san Jorge. La coincidencia entre la fecha de su martirio
y el día en que murieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare lo ha
convertido en patrono de los libros y los lectores.
San Jorge en Durango
San Jorge ha sido una de las advocaciones con mayor
predicamento en el seno de la cristiandad. A su guía se confiaron los
habitantes de la ciudad de Durango en el año de 1749, cuando el obispo Pedro
Anselmo Sánchez de Tagle resolvió, ante la impotencia del pueblo que moría por
causa de las picaduras de los alacranes que infestaban la ciudad, pedir la
intermediación de san Jorge para remediar los males que aquejaban a la capital
de la Nueva Vizcaya.
El obispo Sánchez de Tagle le ordenó al escultor Felipe
de Ureña, que tallara una imagen de san Jorge. El escultor se puso a trabajar y
pronto le presentó al obispo una escultura en madera estofada, policromada y
encarnada que representa a san Jorge que cabalga sobre un caballo blanco, con
una lanza en ristre y a los pies del caballo un dragón vencido.
Pero en la sacristía de la catedral basílica de Durango
también se puede admirar un cuadro de San Jorge, en el cual se pueden ver en la
parte inferior alacranes, por lo que se considera que fue pintado especialmente
para Durango. El cuadro data del siglo XVIII, es de estilo barroco, de autor anónimo.
En aquel mismo año de 1749, el obispo Sánchez de Tagle
nombró a san Jorge Santo Patrono de la ciudad de Durango. Desde entonces es
para Durango “san Jorge bendito que amarra sus animalitos con su cordón
bendito, para que no nos piquen ni a mí, ni a mis hermanitos”. Su fiesta se
celebra el 23 de abril de cada año.
Bibliografía:
Archivo
de la Catedral Basílica de Durango.
Barnos,
Ángel, et al. Los santos que nos
protegen. Ediciones Robinbook. Col. Hermética. Barcelona. 2002.
Carmona
Muela, Juan. Iconografía de los santos. Editorial Akal. 2008.
Voragine,
Santiago de la. La leyenda dorada. Alianza Editorial. Col. Alianza Forma.
Madrid. 2011.
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